Con el verano y el otoño las
Gilmore nos dicen adiós, supongo que, para siempre, y cierran un circulo
maravillo que empezó a forjarse hace dieciséis años. Un número mágico para esta
serie, el dieciséis.
Spoilers sobre la serie en general y su final.
El verano comenzaba ligero, con
muchos toques de humor y con el musical como fondo, como no podía ser de otra
manera con un espectáculo en pueblo. Las apariciones estelares de Sutton Foster
y las inseguridades de Lorelai que le hacen perder la calma y querer irse de
Stars Hollows, porque es en el otoño donde realmente explota la trama, y nos da
sus mejores momentos.
En otoño presenciamos la
despedida de Logan y Rory, una importantísima, donde parece que Rory, en un
ejercicio de sensatez, deja escapar al amor de su vida otra vez. Parece que
nunca ha podido superar lo suyo con el hijo del magnate. A pesar de eso, se da
cuenta de que quizá su carrera profesional no tiene que estar ligada al mundo
del periodismo. Sino al de la escritura de libros.
Si algo no podía fallar en estas
mini-películas era el enfado entre madre e hija, y es el libro que Rory planea
escribir sobre su vida el desencadenante. Me gusta que a Lorelai le disgustara
la idea, y me gusta más que el personaje sea consecuente con su decisión y no
lo lea, al menos hasta que esté terminado.
En su escapada Lorelai nos regala
otra de las escenas más emocionantes de esta temporada. La llamada telefónica
con Emily, y la historia de su cumpleaños. Una reconciliación en toda regla con
su madre, que está dispuesta a romper con su pasado, con sus estiradas amigas y
su mansión impresionante. Comenzando una nueva relación con un amigo del pasado
y mudándose a una casa en la playa. No sin antes ayudar económicamente a
Lorelai y, como no, poniendo un par de cláusulas en su peculiar relación.
Para mí, sin duda, el momentazo
de los cuatro episodios es cuando Rory entra en casa de sus abuelos, esa casa
vacía, y va recordando todos los momentos vividos con sus ellos, recordando
las cenas de los viernes y rindiendo un homenaje a su abuelo, su mentor, al que
ve sentado en aquella butaca de su despacho, butaca que ahora es suya. Una
pieza tan emotiva como genial. Todos hemos perdido a esa persona especial que,
independientemente del parentesco, nos inspiraba a hacer algo.
Rory se reencuentra con Jess, con
Dean y Lorelai con Sookie. La guinda al pastel en los minutos finales del
episodio. Las tres apariciones nostálgicas, acertadas y necesarias para que
esta continuación no tuviese pegas. Lorelai y sus Pop Tarts, el café, la comida
basura, las referencias a Tory y Candy Spelling, a Game of Thrones, a la
maravillosa Les Revenants, a Buffy y
a tantas y tantas maravillas de la cultura popular…
Una maravillosa y corta temporada
que acaba con la boda de Luke y Lorelai y con, como no podía ser menos, una
última escena en el mirador del pueblo. Las dos chicas Gilmore sentadas sobre sus
escaleras, hablando. Rory dice que no quiere perderse ningún detalle, que
quiere recordarlo todo. Lorelai le cuenta que ahora ella debería casarse, el
plano cambia y vemos a los de espaldas, y llegan las cuatro palabras:
-Mama?
-Dime
- Estoy embarazada.
Y llegan los créditos. Y la cara
desencajada de todos los espectadores. ¿Cómo? El padre es Logan, obviamente,
pensamos. Pero esa mirada de Jess al salir de su casa ¿Qué significa? No sé si
llegaremos a saberlo algún día, lo que sé es que cada minuto que pasahace que todo
adquiera mucho sentido.
Lorelai tuvo a Rory con 16 años,
la serie comenzó hace 16 años y ahora que Rory tiene 32, está embaraza y le
dará un nieto a Lorelai y un biznieto a Emily. El circulo de la vida se cierra
y la cuarta generación de las Gilmore se abre camino.
Un maravilloso reencuentro de esta emocionante historia que tanto disfrutamos y que no nos ha decepcionado con su
vuelta, queremos más Gilmore Girls, pero, sino puede ser, estamos satisfechos.
Ahora sí, la serie ha terminado como Amy quería. Diez años después.
2 comentarios:
Hermoso e impactante final me encanto poder ver nuevamente a las gilmore
Igualmente, Fan de series.
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