El final de la serie tras tres
lustros no se puede catalogar como éxito, ya que solo 11 millones de
espectadores se sentaron ante el televisor, tampoco como revolucionario, porque
su temática, aparte de reunir a los actores que habían ido desapareciendo, no
era nada del otro mundo ni trascendental en el desarrollo de nuevos proyectos
televisivos. Pero sí ha sido importantísimo para la industria televisiva,
porque ha despedido a una serie icónica que dice adiós a una fórmula televisiva
que revigorizó durante 15 años e hizo ganar muchísimo dinero a sus responsables
y emisoras. Por eso la llaman la franquicia del billón.
Yo creo que lo de menos es si
Sara y Grissom acaban juntos o no, sino analizar la importancia de un producto
que no tenía las de ganar y que asombró al mundo. Se estrenó un viernes por la
noche en una CBS que no daba ni un duro por ella tras haber sido rechazada por
ABC y triunfó, siendo la última producción que lo ha hecho ese día de la
semana, triunfó tanto que se recolocó en la noche de los jueves. Triunfó tanto
que llegó a promediar medias de 25 millones de espectadores con picos de 30 y
fue clave para destronar a esta tantas veces comentada noche de los jueves de
NBC.