¿No dicen que la primera vez es diferente?
Me alegra poder hablar en este blog de una serie española, la verdad, no es que lo haya tratado como un tema tabú es que simplemente no había surgido una producción que de verdad valiera la pena en el ámbito dramático español en los últimos cinco años. Y esa es Crematorio.
Crematorio es una apuesta interesantísima de Canal + por las series de producción propia, y aunque los periodistas ya la están llamando el HBO español, hay que tener cautela, pero también esperanza. La serie nos relata en 8 episodios la vida de un corrupto empresario llamado Rubén Bertomeu en la que se conjugan los problemas laborales con los personales, hasta ahí nada nuevo, pero la estética, la forma de contar las cosas, el tiempo y la ventaja que supone tener una trama cerrada a tan solo 8 entregas hace que la calidad de esta serie destaque.
Crematorio hay que verla, es nuestro audiovisual dando sus primeros pasos hacia lo que puede ser una ficción de calidad, tomando riesgos y con buenas actuaciones por parte de casi todos los actores, con un Pepe Sancho estupendo, una Alicia Borrachero en su lugar y con Juana Acosta moldeando su personaje hasta dar un salto totalmente radical tras tan poco tiempo, quizá por eso fue la última actriz en incorporarse al rodaje.
Precedido por un piloto que dejaba entrever aciertos pero que no brillaba, la trama fluye con algún que otro momento puntual de tedio durante los 6 primeros episodios, pero si con algún adjetivo podemos marcar a esta ficción es con la de inteligente, gracias a sus golpes de efecto al final de cada capítulo, y gracias a la cohesión que nos ofrece de principio a final. Y es que el último episodio nos concede momentos de tensión y de sorpresa difíciles de olvidar que nos hacen recordar que al final del día sólo podemos confiar en nosotros mismos.
No vale la pena contar más, ojala Canal + pueda seguir apostando por la producción de series españolas de este calibre, los ingredientes de Crematorio no son difíciles de unir, un poco de soap, thriller, cliffhangers y corrupción urbanística, pero si muy difíciles de hacerlos funcionar todos juntos.
No es Damages, ni The Sopranos, pero ni falta que hace, es una buena serie española.