24 de septiembre de 2017

Ver Dawson’s Creek 20 años después



Era una terrible cuenta pendiente que tenía en el cajón desde hace años. Era una serie que quería ver, pero que también me daba rabia, sobre todo por haber sido la niña mimada de la extinta TheWB y toda la publicidad que se llevaba. Sabía algunas cosas de la serie, pero no que pasaba en ella ni por qué la gente adoraba a Katie Holmes. Ahora lo sé. Y también sé que, aunque algo haya terminado hace 14 años… los spoilers siguen siéndolo, así que no leas nada si tienes intención de verla o estás a medias.

Escribo tras ver el final de la serie, ese final que te deja incomodo, apesadumbrado y que hace que el mal regusto que te dejan las dos últimas temporadas sea agridulce. La serie mantuvo un listón bastante digno durante sus tres primeras temporadas, supo aguantar el tirón en la cuarta, pero tras la muerte del padre de Dawson todo fue cuesta abajo, y muy cuesta abajo durante la quinta y toda la sexta, si obviamos algún episodio suelto y, como no, los tres capítulos finales.

¡Se queda con Pacey! Ya lo había oído, pero no quería que fuese cierto, por mucho que me sorprenda a mí mismo yo era #TeamDawson, y es que cuando la serie estaba en emisión solo leía que Dawson era un peñazo y que el personaje de Pacey le robaba la serie. Es cierto que el personaje de Dawson era pesado, condescendiente y monótono, pero el de Pacey también estaba bastante encaminado al cliché.  Al final el muelle de Dawson es el muelle de todos los demás menos de él, básicamente porque su historia es la de los que le rodean, y sobre todo Joey, el alma de la serie y de la que yo, también me he enamorado. El triángulo en la ficción se convertía en cuadrado ante la televisión.

Bromas aparte, la serie me ha hecho disfrutar bastante, y también desesperarme. Esos adolescentes que hablan como treintañeros redichos y que, bueno, no se comportan como adolescentes. A pesar de esto, había alma, y un buen lugar para desarrollarla y, aunque a veces no parezca tan importante, unos actores bastante solventes.

Me gusta que, a pesar del paso de los años, y de la época en la que está rodada, no sea una serie que caiga en lo fácil, ni que pase de puntillas ante la adolescencia. Me ha gustado que hable de cómo aprovechar el tiempo y del crecimiento personal. Desde un desamor de juventud, hasta la muerte de un progenitor, pasando por la búsqueda de tu alma gemela o la pérdida de la amistad. Es una metáfora, pero al ser adultos perdemos una parte de las amistades que teníamos, o la forma con la que la conocíamos. Y ese vacío, el vacío que dejamos con alguien con quien hemos compartido cosas que nos definen tanto, es un vacío grande.

El no querer esperar sentado a que la vida se acabe, el querer saberlo ya. Esa es la clave.