Cuando llevas tanto tiempo
esperando una cosa, las esperanzas puestas en ese producto son casi siempre
inversamente proporcionales al resultado final de este. Todos queríamos la
vuelta de las Gilmore, y es una vuelta de lo más clásica. Puro Gilmore Girls, con sus secundarios, su
estructura intacta, con episodios más largos pero sin grandes alteraciones
narrativas, y una trama que se va desenvolviendo poco a poco, al menos en los
dos primeros capítulos de esta cortísima temporada.
Spoilers sobre Invierno y Primavera.
Lo más remarcable del primer
episodio es ver a Lorelai y a Rori, comprobar como están y que todo sigue
intacto. Queríamos ver a Lorelai con Luke y queríamos ver a una Rori más
independiente y con menos miedos. También queríamos ver cómo había aceptado
Emily la muerte de Richard y si el puzzle encajaba. Y lo hace.
Al final las chicas Gilmore son
3, por mucho que sólo las dos más jóvenes se lleven el crédito en las portadas.
Lo que hace que la serie sea un éxito es el factor generacional. Yo, y muchos
de los que crecimos con la serie, nos podemos identificar con Rory. Éramos unos
adolescentes en los 2000 y ahora hemos pasado por la universidad, cursos y
másteres para encontrarnos con un vacío existencial y darnos cuenta que la
búsqueda de un trabajo que llene nuestras ambiciones no es nada fácil y que
nuestra odisea en lo sentimental es un fracaso, cuando no pasa nada si ocurre
en la veintena y sí ya en la treintena.
Lorelai tiene la crisis del nido
vacío, y su relación con el amor de su vida está bastante estancada. He visto a
una Lorelai mucho menos divertida, sin amistades y viendo como la muerte de su
padre le golpeaba mucho más duro de lo que pensaba. Lorelai también tiene una
crisis de existencia, quiere tener hijos, saltarse el paso generacional a la
edad adulta y Luke le pone los pies en el suelo demasiado rápido.
Interesantísimo el viaje de
Emily, que ha perdido la mitad de su vida y debe aceptar su nueva situación.
Complicada para alguien que se apoyaba tanto en el otro. Emily no ha sabido
perdonar a Lorelai sus errores de la adolescencia y están todavía marcados a
flor de piel, no pueden llevar una relación normal. Es una relación
disfuncional que, aunque lleve parches, siempre lo será. Y eso es lo que hace
al relato tan rico, tan real. Las relaciones personales no se arreglan tras una
conversación.
Estos dos primeros episodios
sientan las bases de lo que está por venir. El primero te vuelve a presentar al
pueblo, sus personajes y su dinámica, pero es verdaderamente con el segundo
cuando te dan ganas de ver más. De ponerte el tercero y cuarto, porque quieres
saber esas cuatro palabras finales. Y que ningún capullo te las reviente por
twitter, y porque sabes que la cosa va a ir a más.
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