Ver The Girlfriend Experience te
deja con un cuerpo raro, inquieto ante la pantalla, y es una sensación que se
va enrareciendo con el paso de los episodios. Parece que la serie vaya evolucionando
y no sintiéndose cómoda en un único registro. Sin duda un soplo de aire fresco
en la ficción de este año. ¿Una maravilla? Tampoco tanto, pero sí algo que no
te esperas, y eso ya es mucho.
No lo considero
spoilers, pero alerto a los más precavidos.
El título de la serie no me
llamaba para nada la atención en un primer momento, ni tampoco la película de
Soderbergh por mucho Soderbergh que Soderbergh sea. Por eso mi intención era no
hacerle mucho caso. Pero vi el piloto y no me pude resistir a echarle otro
vistazo, y luego otro, hasta que terminé la temporada casi sin darme cuenta. Trece
episodios que apenas duran 21 minutos si descontamos créditos y resúmenes. Y
entre esos trece casi podemos encontrar tres series totalmente diferentes.
Los dos o tres primeros episodios
bien podrían encajar en la parrilla de Showtime, es más, fue lo primero que
pensé al verlos. Estamos ante una dramedia típica de esa emisora con toques de
prostitución, un poco de sexo y unas gotas de cinismo. Eso me dije, pero no. Todo
empieza a desbaratarse poco a poco en la vida de Christine, una fantástica y
muy expuesta Riley Keough, la típica actriz que parece normalita cuando va al
trabajo pero un pibón cuando se arregla para sus encuentros. Ella es el alma de
la serie, y su viaje actoral se va volviendo más exigente con el paso de, no ya
los capítulos, sino los minutos.
Del drama ligero de los primeros
episodios pasamos al thriller del segundo tercio de la temporada, con Christine
siendo asediada por los acontecimientos que culminan en un muy bien articulado
episodio 9. Otro que hace estallar lo preconcebido y cambiar el rumbo de la
serie.
Y ahí es cuando el discurso se
llena de matices y diferentes capas y cuando, de verdad, el personaje de
Christine comienza un viaje sin retorno hacia una espiral que, aunque parezca
que la va a destruir, quizá es lo único que consigue hacerle ¿feliz? ¿satisfecha?
¿realizada? ¿bien pagada?. Y a mi eso es lo que me perturba, y me deja con mal
cuerpo, con un sabor de boca extraño. Y sino fijaos en el episodio 13 cuando lo
veáis, ese ejercicio brillante de sobreexposición y autocontrol del personaje,
esa confianza que hace que Christine no sea la estudiante de derecho que comenzó
coqueteando con la prostitución, hace que Christine sea la mujer que desea y
vive plenamente la experiencia completa.
2 comentarios:
Me ha encantado la serie, de principio a fin... Todo encaja, todo cuadra... Ella fantástica, pero todo a su alrededor ha sido perfecto.
Ana: Ha sido la sorpresa de la temporada para muchos. Yo por lo menos no me lo esperaba.
Saludos
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