Mi relación amor/odio con The Walking Dead continua más viva que
nunca. Entre la emoción por seguir viendo a un grupo de supervivientes avanzar
hasta no se sabe bien qué ni dónde, a la estupor de muchos episodios por
tramposos con el espectador, extremadamente moralistas o por ser simples
rellenos. El hecho es que, después de 6 temporadas, sigue enganchando. Uno no
puede dejar de seguir a este grupo de personas ni a los guionistas que, también
es cierto, van puliendo cada vez más sus errores.
Hasta el momento la serie había
vivido dos fases bien diferenciadas. En la primera el enemigo a batir eran los
zombies. Cómo combatir contra ellos y tenerlos controlados. En la segunda etapa
el enemigo eran los humanos, los diferentes grupos de supervivientes dispuestos
a hacer cualquier cosa por eso, sobrevivir. Y ahora es cuando entramos en la
tercera fase.
Spoilers incluyendo el episodio 6x13.
Hablo de aquella que comenzó hace
dos o tres episodios y se materializó en el anterior pero que, definitivamente,
ha cogido todo el impulso que le quedaba en este. Ahora el enemigo no son los
zombis, no son los humanos, el enemigo está dentro de uno mismo. Y de lo que
uno esté dispuesto a hacer.
El conflicto moral de terminar
con la vida de seres humanos no es nada nuevo en la ficción, aunque previamente
se había mostrado como una necesidad imperiosa o como un puro reflejo de
defensa legítima ante amenaza. Ahora ha pasado a ser un acto de precaución, y,
al incluir a más integrantes del grupo, la sensación de estar cometiendo algo
reprobable se acentúa.
Morgan Jones es quizá el
personaje que más pereza me produce al visionar la serie, pero indudablemente
es quien introduce la reticencia a deshacerse de vidas humanas. Por otro lado
vemos como a Carol no le tiembla el pulso cuando el grupo de los lobos atacan
Alejandría. O eso pensabamos.
Si algo me interesa de los nuevos
episodios de la serie es ese conflicto interior entre la necesidad de matar humanos
y las consecuencias psicológicas que en ello repercute. Sobre todo en unos
personajes (básicamente los seis iniciales) que no han tenido un momento de
descanso verdadero en muchísimo tiempo.
El capítulo 13 es un ejemplo
clarísimo de bottle episode, o
episodio barato para entendernos, donde se utilizan pocos personajes y un
decorado muy limitado que ha salido bien. Intrigante, con buenas actuaciones y
un ritmo in crescendo. Eso le pedimos a la serie. O al menos eso lo pido yo. Que
tenga músculo, y que cuando lo consiga lo retenga.
Negan aparecerá tarde, apuesto
por el último episodio de la temporada, más bien por los últimos segundos de la
temporada. Veremos que tal.
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