4 de agosto de 2014

Don ¿Llego a tiempo?




Nunca había hablado de Mad Men porque, evidentemente no la seguía. Quizá porque pensaba que ese ritmo pausado no era para mí, o porque no veía solvente a Jon Hamm. Todo absurdeces señoras y señores. Todo absurdeces.

Pensé que si todos la recomendaban sería por algo. Y me lancé a ella sin red. Y gracias a ello he disfrutado de 85 episodios llenos de ficción bien escrita, con mucho más ritmo de lo que me esperaba y con mucha coherencia. Mad Men respira realidad, ahí no hay giros de guión imprevisibles y si crees que algo va a suceder sucederá, vamos, como normalmente ocurre en la vida.


Pero lo que realmente me gusta de la serie es que permite que tu imaginación vuele salvajemente a través del entramado de historias que van contando. Sobre todo porque no se juega a la obviedad, algo que está o parece estar íntimamente ligado a la ficción en televisión y es esto lo que al final consigue construir a unos personajes reales, que sufren y padecen obsesiones y desencuentros y no son capaces de resolverlos de un episodio a otro, sino que les cuesta años, un proceso, quizá el proceso por el que la gente dice que es una serie en la que pasan pocas cosas. Nada más lejos de la realidad.

Y ahí tenemos a otro protagonista despreciable, Don, pero terriblemente atractivo por su oscuro pasado y su belleza canalla que conquista a todos por igual, quizá por eso su eventual bajada a los infiernos hace que la serie retome un camino que parecía haberse hecho un poco monótono.

Y tenemos a Peggy, una chica ambiciosa, que ha ascendido laboralmente en un mundo de hombres, y que quizá ha sacrificado todo lo demás para llegar donde está. Y por ello es tan importante, porque es alguien corriente, preparada, que aparentemente no tiene taras, y eso es lo que le hace terminar amargándose por no encontrar a alguien decente con el que compartir su vida. Eso que le pasa a mucha gente, que puede dar mucho pero que se siente desaprovechada a pesar de su gran potencial.

Ellos son los dos grandes protagonistas de la serie, y su relación jefe-protegida es el ángulo sobre el que gira casi todo, pero claro, la nómina de secundarios es tan interesante y está tan bien construida que al final parece una subtrama, aunque no hay que olvidar que los mejores momentos nos los han dado estos dos personajes juntos en escena, sobre todo cuando sus encorsetadas conciencias les permiten relajarse y hablar con la verdad por delante.

Ahora queda la traca final, los últimos 7 episodios, unos que no van a definir la historia de la serie, puesto que ya está más que definida, y un final que supongo no supondrá grandes fuegos artificiales ni fueron felices ni comieron perdices, pero que seguro nos permitirá seguir haciendo que nuestras mentes corran salvajemente intentando unir los puntos de una historia del pasado que para nada lo parece.

4 comentarios:

OsKar108 dijo...

Yo la estoy viendo ahora (levvo mediada la 3ª temporada) para poder llegar bien a la última tanda de capítulos, y me está agradando bastante; no es de esas de acabar un capítulo y necesitar ver el siguiente para ver como se "resuelve" x situación, pero (aunque la voy combinando con otras que estoy viendo este verano -Longmire, Defiance, Extant...-) sí que es verdad que intento no dejar asar mucho entre que vea algún capítulo XD.

¡Saludos!

seriéfilo dijo...

Oskar: Claro, el factor enganche evidentemente no es el mismo que el de otra serie, y no corres a ver el siguiente, pero si hay algo que atrapa, como dices, que te deja con ganas de más. Pero al no haber esos giros de guión aveces inverosimiles, como se resuelve algo quizá no es tan drámatico e importante pero quema menos la trama que si los órdagos fueran continuos.

María Florencia dijo...

A mí personalmente me gustó más cuando me vi las primeras temporadas del tirón. En esta séptima estoy muy desconectada con los personajes, que por cierto tengo que decir que no me agrada demasiado ninguno. Es decir, como personas...
Don como bien dices, es despreciable. Peggy no llega a conquistarme, quizá porque no logro identificarme con ella. Con Betty siempre he tenido relación de amor-odio, y cuando no está por varios capítulos se siente su ausencia.
Yo creo que es una gran serie, pero creo que está un poco (sólo un poco) sobrevalorada. Es mi opinión.
¡Un saludo!

seriéfilo dijo...

Mfal: Claro, yo al ver todas las temporadas del tirón quizá no he sentido esa desconexión de la que hablas que, irremediablemente se siente tras un año.

Lo dificil es conseguir que se mantenga el ritmo durante tantos episodios y por eso quizá la serie ha caído en una monotonía que aunque intentas dinamizar siempre está ahí, porque sabemos que al final todo gira alrededor de los clientes y la oficina. Y de cuando Don volverá a hacer de las suyas, y cuando Peggy volverá a fastidiar su vida...

!Saludos y gracias por comentar!