El castillo que se derrumba

Esa es la metáfora que nos cuenta la nueva e interesante serie de Amazon Prime, el servicio de streaming famoso por Transparent ha vuelto a conseguir que una de sus producciones destaque y esté comenzando a convertirse en todo un fenómeno.

Imaginad que los aliados no hubieran ganado la II guerra mundial y que en su lugar Japón y la Alemania Nazi hubieran obtenido el control de los Estados Unidos controlando los nipones la zona oeste y los arios la del este con el centro del país siendo una zona neutra. Además añadid que el führer ha envejecido en el poder y que empiezan las tensiones entre las cúpulas de poder para sucerle, y además, que la tensión con el imperio japonés por el control del país escala en aumento. Estoy hablando de The Man in the High Castle.

Hasta aquí pinta apasionante, primero porque no hay que ser un erudito en historia para poder comprender este universo alternativo y segundo porque nos permite fantasear con qué habría ocurrido si este plausible suceso hubiese sido real. Tanto histórica como políticamente el fondo de la historia es de lo más atrayente. Luego aparecen los personajes y las tramas de espionaje que no sé si acrecentan o no esta sensación de estar viendo algo rompedor.

La historia principal parece que se desarrolla de forma estroboscópica durante los episodios intermedios, con momentos en los que no sabemos muy bien hacia donde van a avanzar las tramas y que carecen de un ritmo que nos ayude a seguir con ella, la tensión es irregular sobretodo al inicio, porque en los últimos episodios comenzamos a ver cosas más interesantes que se van entrelazando y que nos ayudan a conocer a los personajes y sus motivaciones. Y uno de los grandes fallos es ese, cuenta con unos personajes demasiado blancos y lineales, parece que no tienen aristas en la mayoría de los casos, y aunque juegan al despiste, el metraje no permite que nos terminemos de creer que son personas y no personajes.

Es muy osado representar a los nazis como padres de familia preocupados por sus hijos, hombres atormentados por lo que han hecho y otros que lo asumen sin consecuencias y esto es quizá lo mejor que nos depara la serie. Nos acerca a estos como seres humanos, algo que muy pocas producciones habían hecho, y menos en TV. La puesta en escena es también impresionante, con los distritos japoneses y como la sociedad americana ha adoptado sus costumbres, y los distritos nazis con su tecnología de vanguardia y su superioridad técnica frente a los nipones.

Me encuentro en un punto en el que no la recomiendo abiertamente como una gran serie, pero si como un producto a tener en cuenta y que a los amantes de la historia y los entresijos políticos les puede gustar o almenos sorprender, todo y que no haya un final claro al terminar la temporada, como parece ser ocurre también en el libro, del que se desmarca bastante esta adaptación.

No podía terminar este post sin hablar de la verdadera razón por la que la serie fue comentada en la red hace unas semanas, y es la de que se tuvieron que quitar los carteles que anunciabaneste drama en el metro de New York. Las compañías alimentarias y la autoridad metropolitana de transporte instaron a Amazon que quitara todos sus carteles debido al presunto dolor que estaban causando a los familiares de las victimas del holocausto. Amazon acató la orden pero manifestó no arrepentirse de haber apostado por esa publicidad, lo que me parece loable, más que nada porque creo que ya está bien de no saber diferenciar la ficción de la realidad y de que el mundo corporativo, sobretodo americano, presione a las empresas cuando hay algo con lo que no comulgan. El pasado hay que honrarlo y se deben atender las sensibilidades del pueblo, pero la ficción es solo eso, no tiene nada que ver con la realidad.