19 de mayo de 2013

El secreto del Doctor.



Un año más, y ya van siete, termina Doctor Who, aunque esta vez en un año importantísimo para la historia de la serie, y es que, como todos sabéis, cumple 50 años el próximo Noviembre.

La primera mitad de temporadarelató el final del camino de los Pound, y creíamos que sería difícil su sustitución, pero si en algo ha sabido acertar esta serie, casi desde el inicio de la nueva versión, es en la elección de los acompañantes, y es que Jenna-Louis Coleman ha hecho un trabajo excelente, ayudada eso si por el gran misterio que lleva detrás y que ha hecho que no echemos de menos a Amy.




Sin embargo la segunda parte de la temporada ha sido más bien anodina, con episodios muy infantiles repitiendo un patrón noventero que se aleja, bastante, de mis preferencias personales. Hay mucha polémica entorno a Moffat, ya que la mayoría de fans no están de acuerdo con el rumbo que está tomando la serie y preferían los derroteros de Russell T. Davies. Si os soy sincero yo prefiero a Moffat de lejos, por la profundidad que dota a los personajes y ese halo de misterio que sabe manejar, al menos en los episodios que él escribe, que son, también de lejos, los mejores. Y sin olvidar que ha creado a los mejores personajes de la saga hasta el momento.

Spoilers sobre la séptima temporada.




Tener 50 años de ficción a tus espaldas es un hecho que no se puede obviar, y por ello creo que la utilización de los antiguos doctores es un guiño, no solo a los espectadores veteranos, entre los que no me encuentro, sino a la coherencia de la serie en el continuo tiempo.

Además la resolución de la historia de River Song, que creo que se quedará aquí, y la de la propia Clara-dos-veces-muerta, es más que satisfactoria, porque nos brinda un final de temporada pre-aniversario de lo más potente. Y no hay que negar que aunque siempre hay puntos más flojos, Moffat es un gran creador de historias, y de nuevos villanos.



Y no me digáis que no se os ha quedado la cara de pasta, cuando habéis visto a John Hurt presentándose como el Doctor, aquel que ha incumplido las normas, el gran secreto del onceavo, un secreto que seguramente se resolverá en el especial de Noviembre. Porque Moffat siempre va sembrando semillitas durante su periplo, un periplo que acaba de ser renovado por una octava temporada, y yo que me alegro.

18 de mayo de 2013

El final de The Office: An American surrealist workplace.



La serie llegaba a su final con muchísima expectación y no han sido pocas las reviews y las dudas surgidas, sobre todo en norte América acerca del sensiblero final que nos han proporcionado, aunque yo, sinceramente, creo que The Office nos ha dado un final como merecían sus espectadores, quizá demasiado edulcorado, poco europeo, pero que te deja satisfecho y con un nudo en el corazón después de nueve años.

Y es que es una de esas comedias que te da pena dejar. Yo he visionado todas sus temporadas excepto la octava. Y la verdad es que no se porque después de no verla durante un año volví a ella en el inicio de la novena temporada, pero he de decir que no me arrepiento para nada, porque he disfrutado esta temporada muy mucho, y sobretodo sus últimos cuatro episodios.



Spoilers sobre la trama de la serie.

Si nos quedaba alguna duda, Jim y Pam se han convertido en el motor de la serie, y su relación de on and off ha sido la piedra angular de la temporada. Yo no recuerdo a una pareja más mona que ellos en la televisión reciente. Eran divertidos, normales dentro de la oficina, jóvenes y se compenetraban perfectamente, y por ello la audiencia ha sufrido viendo como su relación pasaba un bache. Dwight, como no, ha conseguido su objetivo de ser el manager y casarse con una Angela y sus gatos que nos ha dado momentos memorables.



Y si por algo se caracteriza esta serie es por el surrealismo extremo de sus tramas y, por su EXCELENTE, en mayúsculas, grupo de secundarios. El gran acierto de la serie por encima de Steve Carrel es el núcleo de trabajadores que, gracias a sus pequeñas píldoras y a no aparecer demasiado, se han convertido en personajes a los que adorar y en pequeñas piezas fundamentales del engranaje de la serie. Yo no me he reído con ningún personaje más que con Kevin, pero creo que Creed, Phyllis, Stanley y Meredith han tenido infinidad de genialidades.

No hay que pasar por alto el cameo de Carrel, muy inteligente por su parte, porque apareció, como debía hacerlo, pero sin robarle el protagonismo a aquellos que han estado en la serie desde el principio. Todo un ejemplo de compañerismo y falta de ombliguismo, porque todos sabemos que podría haberse apropiado de la finale de todas todas.



The Office vivió unos primeros años de vida excelentes, y aunque perdió el toque, ha conseguido mantenerse en el imaginario como una de las mejores comedias de su tiempo, sino la mejor, y que es ya todo un clásico.

And that’s what she said.

9 de mayo de 2013

Shonda: La salvadora.



Así la retrata Forbes en un artículo reciente en el que la ensalza como una de las showrunners con mayor influencia en la televisión actual norteamericana. Y es verdad.
                                                                                
Shonda Rhimes tiene en la actualidad dos de las series más vistas y con mejores demos femeninas de la televisión, la cada vez más mayor Grey’s Anatomy, que está aguantando de forma envidiable el paso del tiempo y Scandal, que ha pegado un petardazo esta temporada convirtiéndose en el must see, un poco trash, de la temporada.

De Shonda siempre se resalta lo mismo, su juventud, 43, que es madre soltera de dos niños, que gana mucho dinero al año, 12 millones de dólares, y que tiene el pulso cogido de los espectadores de ABC, cadena en la que es venerada. Y, por ello, de vez en cuando suelta alguna que otra gilipollez que bueno, se le perdona, porque lo que hace por la comunidad afroamericana supongo que es importante, eso no debe negarse.




Scandal retiene un 90% de la audiencia de Grey’s Anatomy, ya que se emiten la misma noche y además reúne una media de 8 millones de espectadores semanales, cerca de un millón menos que Grey’s, no obstante, entre ambas consiguen una recaudación de 300 millones anuales para las arcas de Dysney y suponen un 5% total del negocio televisivo de ABC en prime time. Ahí es nada.

Estos datos suponen además una noticia reseñable si tenemos en cuenta que durante esta temporada, la ABC ha decaído un 8% en la audiencia target de 18 a 49 años, y que el empuje de cable y la red es inevitable y erosiona la televisión convencional día a día.

Así que Shonda, cuida tu instinto, porque no creo que la ABC quiera dejarte escapar pronto…

2 de mayo de 2013

Rectify: Condenado a vivir.



Lectores, seriéfilos, amigos de las series… ¡Ha llegado Rectify!

Lo anuncio a los cuatro vientos porque, desde luego, y tras haber visto la primera mitad de su corta primera temporada, Rectify es uno de los mejores estrenos de este (muy muy muy anodino) año televisivo.




Y este estreno llega como primer proyecto al 100% de Sundance Channel, otro que se apunta al carro, pero que no juega con las mismas armas. Eso está muy bien. Aunque claro, pensando en Sundance y el cine indie podríamos llegar a pensar que nos encontramos ante una serie sólo para un cierto tipo de gente, pero no es así, una de sus mayores virtudes es su accesibilidad desde el primer momento.

En rasgos generales, la serie trata la vida de Daniel Holden, un sentenciado a muerte por la violación y asesinato de una adolescente que, tras cotejar nuevas pruebas es dejado en libertad 20 años después. Así de simple y así de confuso, la serie juega con la aclimatación del personaje a todos los ámbitos de su nueva vida con la pendiente espada de Damocles que ejerce la sociedad ante él, en un juego muy orgánico que mezcla situaciones cotidianas que se vuelven casi totalmente extraterrestres y viceversa.



Rectify respira un aire pausado, reflexivo y que no cuenta con grandes giros de guión, ni alardes en su ejecución pero que engancha al espectador, conmueve y da sentido a la situación por la que pasa el personaje de Daniel, una persona que no ha llegado a vivir  su juventud y que se encuentra fuera de lugar, una situación común al ser humano en muchas ocasiones, y que debe esforzarse para dar un salto generacional para el que no está preparado.

Definir una serie como Rectify es muy complicado, porque no casa dentro de ningún genero preestablecido, y quizá esa es su mayor virtud, un drama sólido sin la busca de un gran asesino en la sombra, sin rocambolescos malentendidos que mantengan la adrenalina al máximo y que se desinflen como se hincharon, con personajes accesibles y bien delineados y con un control de timming preciso.



No se que depararán los últimos tres episodios por emitir, pero desde luego, y hasta ahora, Rectify se postula como el mejor estreno de la temporada.