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28 de marzo de 2011

Ciao Belle.


La semana pasada concluía definitivamente Secret Diary Of A Call Girl, una producción británica que ha tratado el mundo de la prostitución desde un prisma no punitivo en la mayoría de las ocasiones, pero que ahora si trae consecuencias, y muchas.

Ocho episodios de apenas veinte minutos saben a poco y mucho al mismo tiempo, y es que esta más que nunca dramedia ha sabido cerrar a tiempo su arco argumental y no ha decaído en ningún momento en el sopor que puede producir una serie en su cuarta temporada.


Pequeños spoilers a partir de este momento.

La temporada empieza con las tramas que se irán desarrollando en los siguientes episodios, por una parte el arresto de Stephanie y el aumento en las responsabilidades de Belle que se ve convertida en algo que nunca quiso, una madame. Por otra parte se ve forzada a cuidar a Poppy, una adolescente de vuelta de todo, y además deberá descubrir si su relación con Ben es o no estable.

Las cosas no siempre surgen como uno quiere, y Belle se sigue encontrando con diferentes clientes y sus cada vez más disparatadas fantasías sexuales, y es que si por algo se caracteriza esta nueva temporada es por sus altas dosis de surrealismo y los elementos cómicos surgidos a raíz de la aparición de un personaje como Charlotte, el némesis de la protagonista.


Y es que al final de la temporada se nos plantea un problema moral complicado, Belle no es capaz de soportar la idea que Ben duerma con otra mujer mientras ella practica sexo a diario con hombres por su trabajo. La paradoja hace que Ben se sienta menospreciado y le pida un ultimátum.

Y el final, aunque previsible, se antoja verdaderamente cierto, y muy inglés, Belle o Hannah, prefiere dejar a Ben y continuar con un trabajo que la satisface plenamente y la realiza como persona, a pesar de todos los escollos con los que debe luchar diariamente.


Lejos de ser una dramedia excelente Secret Diary se antoja especial por el carisma de sus personajes, Billie Piper es la protagonista absoluta de la historia, y aunque es verdad que durante esta temporada los demás personajes son mucho menos planos, todo el peso de la ficción cae en ella, que está estupenda.

¿Por qué la recomiendo? Porque son 32 episodios de escape total, porque se representa el mundo de la prostitución desde un punto de vista poco tratado y lo más importante, porque nos muestra a una protagonista que se mueve por sus deseos, y no le importa enfrentarse a quien haga falta para conseguirlos, sus principios son muy férreos. Sí, es una puta con principios, sí, es una puta con matices.

9 de mayo de 2010

Puta, pero con matices.

Así es Secret Diary Of A Call Girl, una dramedia de 23 minutos de duración por episodio y 8 entregas anuales que trata la prostitución desde un punto de vista no punitivo, sea o no alejado de la realidad se agradece, porque es puta porque quiere, disfruta de su trabajo y no tiene remordimientos. ¡Y cuenta con sentido del humor!


Una de sus mejores virtudes es que sin duda nos encontramos ante un producto bien engrasado, con una maravillosa Billie Piper y una trama que no decae en el aburrimiento en ningún momento, porque emitiendo 2 horas anuales de una ficción es imposible aburrir, si las cosas están bien plantificadas. Y es que es inglesa, y si no lo fuera esta serie no podría haber existido.


Los americanos tienen miedo a las producciones de Gran Bretaña, por eso, cuando son muy buenas las adaptan, como pasó con The Office o Live On Mars, pero un día una mente brillante decidió que esta pequeña historia inglesa era inadaptable y Showtime (quien sino) decidió emitirla tal cual. Doble gozo. Porque no nos engañemos, una ficción de estas características no podría caber en la televisión convencional americana de ninguna de las maneras, si así lo fuera, Belle sería una pobre prostituta sin madre, con un padre muy enfermo y hermanos pequeños que tiene que pasar por el vía crucis de la prostitución dándole todo mucho asco y viviendo una auténtica pesadilla al ir a comprar el pan pensando que cualquiera de sus clientes pudiera reconocerla fuera del horario laboral, además la pobre debería tener otro trabajo, normalmente el de camarera en una hamburguesería para que toda su familia no supiese que lo que de verdad paga las facturas no son las propinas de los adolescentes del Whopper, sino las de los infernales clientes que, haciendo un flaco favor a la sociedad, siempre estarían poniéndole los cuernos a sus respectivas.


Suerte que no es así, y que se puede tratar con cualquier tranquilidad temas como orgías, sado-maso, tríos e infinidad de diversiones (o perversiones) sexuales sin tapujos, es decir, que si, hay tetas saltarinas, pero estamos en Europa y no cambiamos dramas por pezones, es más, siempre estamos esperando a que Belle pruebe nuevas experiencias, cada una más estrambótica que la otra, viendo como casi siempre consigue separar de forma milimétrica su vida laboral y privada sin casi despeinarse.


Y es que las razones de Belle para prostituirse deberían ser cuestionables, pero aquí nadie quiere que deje de ser puta, al espectador le daría una gran pena que dejara el negocio, aunque no le haga falta porque se ha forrado vendiendo los libros de sus propias experiencias, y no es vicio, es que necesita experiencias vitales para una segunda parte.


Por lo demás nos encontramos con una T.S.N.R de libro con su mejor amigo Ido y los consiguientes bajones de este cuando Hannah encuentra un maromo que entiende su profesión como si fuera jardinera, una amiga de lo más estrambótica que da sus primeros pasos en la prostitución con toda la naturalidad del mundo y una madame que presiona a sus chicas y se queda con casi la mitad de todos los servicios pero que no cae mal. ¿La pega? Que el único personaje rico es el de la protagonista y los demás son bastante planos, lo que hace que Billie Piper se luzca tanto que tras meses y meses de especulaciones haya decidido seguir “prostituyéndose” en una cuarta temporada por la friolera cifra de 2 millones de libras, convirtiéndose en una de las actrices mejores pagadas del Reino Unido con tan solo 27 añitos.


Y es que hasta el opening es una declaración de intenciones, You Know I’m Not Good de Amy Winehouse es el compás perfecto a los actos de una señorita que desarrolla el trabajo más antiguo del mundo y una serie que no moraliza en exceso a teleespectador y deja que él juzgue los actos de los protagonistas sin cortapisas. Y os habéis librado, porque en un primer momento iba a darle el título de “Puta, pero disfruta” al post, pero el riesgo de visitantes no deseados que buscan otra clase de contenidos me ha hecho decantarme por este segundo, que si bien no es tan especifico sí mantiene la esencia. ¿No?


Pd: Y quien busque encontrarse con un sucedáneo de Sex And The City que desista, aunque en las dos se hable de sexo sin tapujos y con comicidad y las protagonistas vayan vestidas a la última moda, aquí el bottox está reducido a menos de la mitad y no tenemos que aguantar a la cara-palo de Sarah Jessica Parker. ¡Todo en la vida es mejor sin Sarah Jessica Parker!