21 de diciembre de 2015

Crisis burguesa de identidad



Con la seguna temporada de Transparent, Jill Soloway consigue cuajar definitivsmente su serie y consolidarla a cambio de llevar a los personajes a lugares donde nunca habían tenido que enfrentarse con bastantes aciertos y algún que otro tropezón más que evidente.

La primera temporada de esta dramedia fue un soplo de aire fresco por su temática. Bien es cierto que esta segunda tanda es la que me ha permitido conocer a todos sus personajes e intentar entenderlos, pero también parece menos redonda respecto a la anterior, más apresurada en un guión que a veces no termina de ser consistente con personajes que, a priori, son muy empáticos pero puestos a analizar acaban siendo muy egoístas. Con razones o sin ellas.


Spoilers de la trama.

Para mí la pega de la segunda temporada es que empieza fuerte pero va desinflándose, como aquella botella de refresco que está abierta en la nevera 5 días y ha ido perdiendo el gas.

El primer episodio me gustó por ver la bajada a los infiernos de Sarah cuando decide casarse con su novia Tammy pero se da cuenta tras dar el sí quiero que ese ha sido uno de los errores de su vida. Tras esto vemos como el personaje va tocando fondo y colapsa en su vida social hasta esa maravillosa escena al final de cuarto episodio, donde después de haberla liado en el baile escolar la vemos en su casa, completamente desnuda y vulnerable preparándose la cena. Uno de los puntos álgidos de la temporada.

Otro punto importante, quizá por la novedad que presenta, es la escena de la masturbación que Maura le practica a Shelly, su exmujer. Importante porque no sé vosotros, pero yo nunca había visto nada así en televisión antes, y me pareció muy sincero y necesario, valiente.

Luego comienzo a ver como el egoísmo de los personajes se va acrecentando, lo llamo egoísmo y no valentía. Podría utilizar valentía, pero no lo hago. Que Josh se eche para atrás tras saber que Raquel ha abortado es egoísmo puro, unido a que deje escapar a su hijo biológico por las buenas. Que Ali deje a su novia por su indecisión y se maraville por alguien tan experimentado como Leslie no lo catalogaría como egoísmo, pero es que quizá el personaje de Gaby Hoffmann es uno de los más repulsivos, moralmente hablando, de la televisión actual. Un personaje que se escuda siempre en terceras personas y busca la satisfacción personal haciendo válidas las excusas de la norte-América más rancia. Se cree tan moderna, liberada y condescendiente que es un chiste como concepto. Y quizá sea esa la intención de Soloway.

Luego tenemos el egoísmo de Shelly para con sus hijos, siempre pendiente del dinero y de no quedarse sola pero obviando facetas maternales que dejan huella. Y no sé, creo que el hecho de que una madre se comporte así tiene que afectar a sus hijos, pero no me parece que eso sea excusa para que el comportamiento de estos sea el que es como se hace intuir al largo de los capítulos. Y ahora viene Maura, y necesito un párrafo aparte.

Demos por hecho que ya pasamos por alto la valentía del personaje por ser lo que es y lo que vimos en la anterior tanda. En la actual la seguimos viendo luchar contra estereotipos e injusticias varias, como aquello que sucede en el campamento de mujeres o las palabras que le dice el novio de Davinia. También la vemos enfrentarse a su pasado como opresor de un grupo de mujeres liberado por Leslie, pero sobretodo la vemos perdida y sin un rumbo claro, con dinero pero viviendo de qué manera, dejando todo atrás en un quiero y no puedo que debe evolucionar en una tercera temporada para no saturarnos con un tema que puede llegar a aburrir a esas alturas.

Y aquí tengo que hacer un inciso. Me parece que nos volvemos locos con los actores que se metamorfosean para un papel, y yo me pregunto ¿Hay que encumbrar a Jeffrey Tambor porque haga el papel de una mujer? No lo creo. ¡Ya está bien!, como tampoco debemos hacerlo más cuando un actor pierde mucho peso en una película o debe disfrazarse más de la cuenta. Esta es una corriente en Hollywood que debía erradicarse, lo digo porque en muchas listas está Tambor como uno de los mejores actores de TV del año, y no lo es, no en esta segunda temporada y no con otros actores mostrando facetas mucho más atrevidas. Ale ya está dicho.

La trama que sí me ha disgustado tanto como para apagar la pantalla es la que ocurre en la Alemania nazi. Horrible de principio a fin por lo que representa y que vemos culminar en el último episodio. Me esperaba más de la serie, y ese recurso de “mira también le pasó a su tia hace tantos años y sufrió muchísimo”, “mira lo llevaba en los genes”, “mira su madre va a estar orgullosísima de ella cuando llegue a la residencia” y “mira nos vamos al mar a pensar” fue eso, terrible. Una trama para olvidar. Una trama para la basura.

Entonces los Pfefferman ¿son egoístas o valientes?

2 comentarios:

dids dijo...

En cuanto la maratonee aquí estaré para comentar la jugada. Y será en breve, seguro ¿Qué le pido a la segunda? Más primera temporada.

Un saludo Seriefilo^^

seriéfilo dijo...

Dids: Pues es más, mejor y un poco de frustración.