Muchas veces salen a la luz las grandes y desorbitadas sumas de dinero que los actores, y en menor medida los guionistas perciben por sus trabajos, sumas muy bien remuneradas que nos hacen pensar en la ingente cantidad de dinero que percibirán las grandes networks por sus series estrella, nada más lejos de la realidad, en algunos casos.
El beneficio para un drama televisivo es una carrera de fondo, tanto para la productora como para la cadena que la emite. En la actualidad la producción de un episodio de una serie de 40-42 minutos de duración emitida en prime-time tiene un valor de 3 a 4 millones de dólares, que la cadena debe rentabilizar a toda costa como pueda. Hay varias ventanas de explotación para cubrir esta importantísima suma de dinero, la primera es la publicidad, con la que en el mejor de los casos se puede recuperar de entre 2,5 a 3 millones de dólares en un primer pase. Normalmente todas las emisoras suelen emitir a lo largo de la temporada dos pases de sus series en el periodo de no estreno, ese segundo pase tan solo consigue vender un tercio en publicidad de lo que hizo su primero, entre 800.000 y 1.000.000 millón de dólares, aunque a esto hay que restarle el 15% que se quedan las agencias publicitarias y los derechos de licencia que ascienden entre 1,5 y 2 millones de dólares.
Con todos los antecedentes, en el mejor de los casos, la pérdida mínima de una de estas producciones es de un millón de dólares tras haberse emitido, vendido toda la publicidad y agotado dos pases en su cadena original, por eso los productores deben ahora buscar nuevas vías de negociación para no encontrarse con pérdidas que sumadas en total podrían ascender a 22 millones al año. En los últimos tiempos el mercado internacional está suponiendo un buen parche para este desaguisado económico, si se suman las ventas a todos los países extranjeros los productores consiguen recuperar entre 1 y 2 millones de dólares, siendo solo las series más punteras las que se acercan a la segunda cifra, por lo que, como se puede apreciar, el margen de beneficio es verdaderamente ínfimo.
Y ahora llega el turno de, claro está, la sindicación. El lugar donde verdaderamente se saca rentabilidad a este tipo de producciones, un lugar muy difícil de alcanzar, ya que se necesitan, en la gran mayoría de los casos, 88 episodios, o lo que es lo mismo permanecer en pantalla un mínimo de 4 temporadas. Las cadenas de cable básico compran a las productoras el paquete de episodios de su serie cuando llega a este número de episodios por una cifra que oscila entre 1,3 y 2,2 millones con derecho a de 30 a 60 repeticiones en un determinado espacio temporal.
El panorama económico no es esperanzador, con estos datos se podría entender perfectamente la renovación de Héroes por una quinta temporada (ya que solo ha emitido 77 episodios hasta la fecha), o el empeño de Fox por renovar temporada tras temporada ‘Til Death, una serie que tenía hasta 30 episodios en recamara sin emitir pero que era mucho más rentable que llegara al tope de episodios para la sindicación que su cancelación. Caso parecido al de Reba en la antigua WB que aunque llevaba cinco temporadas en antena y la cadena quería cancelarla a toda costa decidió salvarla durante trece episodios más porque era más caro no seguir con ella que continuar durante un año más.
Es divertido ver cuantas y cuantas series se han quedado en sus cuartas temporadas promediando datos muy discretos en sus terceras tandas y renovando de forma sorpresiva para alcanzar ese seguro de vida. Siendo el caso más cercano en la actualidad Ugly Betty, que está apunto de finalizar su recorrido con 86 episodios y que le dará vía libre para emitirse en la emisora de cable que tenga un perfil más afín al estilo de la producción.
Gracias a esto podemos entender a la NBC y su movimiento con Leno, aunque la jugada saliese mal por la presión de las diferentes estaciones que tiene alrededor del país, y es que el Show de este señor tan solo costaba 400.000 dólares por noche, y aunque sólo obtenía un tercio del dinero publicitario comparado con lo que obtiene cualquier drama el beneficio económico a corto plazo era seguro aunque los ratings fueran decepcionantes. Los reality shows son todavía más apetecibles, ya que sus audiencias son comparables a las de los grandes dramas pero su coste apenas supera el millón de dólares, y aunque tienen el handicap de la imposibilidad de reposición su beneficio a corto plazo es un valor seguro para las 4 grandes, no contéis a la CW que ese es el peor negocio televisivo en la historia del medio.
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La rentabilidad en la televisión americana se ha convertido en (casi) una utopía, una autentica carrera de fondo en la que la astucia, la perseverancia y la suerte son las únicas aliadas para la rentabilidad.
1 comentario:
Es una pena que tengamos que acabar viendo procedimentales y Realities, dejando muy atrás a los dramas seriados, lo bueno está en la variedad.
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