Para cualquier seriéfilo que
se precie decir que ha visto Borgen es como colgarse una medalla, pero no una de
plata o bronce, una de oro en plan he visto The Sopranos, Twin Peaks, Battlestar
Galactica o The Shield. Y además una de esas medallas que se ganan con pasión,
en el último momento y con record mundial.
Y ahora pensaréis que toca hablar
de Borgen y que no invento la Pepsi-cola hablando de una serie que todos
habréis visto y que terminó hace dos años. Bueno, dejadme que humildemente
recomiende este serión a aquellos que no hayan podido disfrutarlo, a aquellos
insensatos que, como yo, sabían de su potencial pero lo tenían guardado para
verlo en otra ocasión. Insensatos y suertudos, porque pueden verlo por primera vez y nosotros
ya no.
Hay muchas razones por las que
esta producción en su conjunto es de lo mejor de la década, y supongo que
también infinidad de trabas para un espectador medio. Si empiezo por las trabas
diré que sí, está en danés, que sí, no tiene ningún actor conocido y que
también, habla sobre política. El primer escollo es insalvable, pero tiene dos
soluciones. La primera es ver la serie con subtítulos y la menos recomendable
es verla doblada, aunque aviso que este doblaje está bastante bien, alejado de
esos cutres a los que estamos acostumbrados cuando la serie no es americana. No
os preocupéis por los actores, amareis a Birgitte Nyborg a primera vista,
entenderéis profesionalmente a Katrine Fønsmark y a Kasper Juul y odiareis (o
al menos yo mucho) al coñazo de Torben Friis.
A favor cuenta con unos
personajes muy bien caracterizados, con sus conflictos internos y la dificultad
de casar vida profesional y personal, sobretodo el trío de protagonistas arriba
mencionados, con un grupo de personajes secundarios recurrentes que ya los
querría cualquier serie. Borgen se mueve en dos círculos que van bastante
unidos de la mano, la política y el periodismo, y en esta ocasión se presentan
como un juego de poder que hará que de verdad os quedéis pegados al sofá. Eso
sí, no busquéis giros de guión locos, esto no es House of Cards, es mucho más
sólido y además súper asequible, algo que pensé que era poco probable. Una de
mis reticencias era la de si sería capaz de entender una serie sobre la primera
ministra de un país tan diferente como Dinamarca. Cuando has acabado el primer
episodio entras de lleno en una historia que te inmiscuye y te hace pensar por
qué es imposible que en España la política funcione así y que pasaría si esto
ocurriese.
También te preguntas qué
ocurriría si aquí se hiciese una ficción de este estilo y si sería, al menos,
concebible en nuestra sociedad. Lo que queda claro es que es una producción
redonda en todos los sentidos, que no quiero spoilearos porque es algo que debéis
ver, sobre todo si os consideráis seriéfilos y queréis poneros una medalla de
oro. Avisados quedáis que, si no la habéis visto, es que solo sois seriéfilos al
80% como máximo.
2 comentarios:
No me ha entusiasmado tanto como a ti pero esta bastante bien, desde luego mejor que el ala oeste de la casa blanca, al menos en su primera temporada que es lo que he visto
olhado_lh: La primera y la segunda temporadas mantienen un esquema bastante similar, la tercera es la más diferente y la que a muchos les parece la mejor. Yo casi que me quedo con la segunda.
Yo creo que el gran acierto es no intentar hacer una serie elevada que llegue a unos pocos y conseguir ese equilibrio sin que llegue a ser excesivamente elitista.
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