24 de noviembre de 2015

Borgen para enmarcar



Para cualquier seriéfilo que se precie decir que ha visto Borgen es como colgarse una medalla, pero no una de plata o bronce, una de oro en plan he visto The Sopranos, Twin Peaks, Battlestar Galactica o The Shield. Y además una de esas medallas que se ganan con pasión, en el último momento y con record mundial.

Y ahora pensaréis que toca hablar de Borgen y que no invento la Pepsi-cola hablando de una serie que todos habréis visto y que terminó hace dos años. Bueno, dejadme que humildemente recomiende este serión a aquellos que no hayan podido disfrutarlo, a aquellos insensatos que, como yo, sabían de su potencial pero lo tenían guardado para verlo en otra ocasión. Insensatos y suertudos, porque pueden verlo por primera vez y nosotros ya no.


Hay muchas razones por las que esta producción en su conjunto es de lo mejor de la década, y supongo que también infinidad de trabas para un espectador medio. Si empiezo por las trabas diré que sí, está en danés, que sí, no tiene ningún actor conocido y que también, habla sobre política. El primer escollo es insalvable, pero tiene dos soluciones. La primera es ver la serie con subtítulos y la menos recomendable es verla doblada, aunque aviso que este doblaje está bastante bien, alejado de esos cutres a los que estamos acostumbrados cuando la serie no es americana. No os preocupéis por los actores, amareis a Birgitte Nyborg a primera vista, entenderéis profesionalmente a Katrine Fønsmark y a Kasper Juul y odiareis (o al menos yo mucho) al coñazo de Torben Friis.

A favor cuenta con unos personajes muy bien caracterizados, con sus conflictos internos y la dificultad de casar vida profesional y personal, sobretodo el trío de protagonistas arriba mencionados, con un grupo de personajes secundarios recurrentes que ya los querría cualquier serie. Borgen se mueve en dos círculos que van bastante unidos de la mano, la política y el periodismo, y en esta ocasión se presentan como un juego de poder que hará que de verdad os quedéis pegados al sofá. Eso sí, no busquéis giros de guión locos, esto no es House of Cards, es mucho más sólido y además súper asequible, algo que pensé que era poco probable. Una de mis reticencias era la de si sería capaz de entender una serie sobre la primera ministra de un país tan diferente como Dinamarca. Cuando has acabado el primer episodio entras de lleno en una historia que te inmiscuye y te hace pensar por qué es imposible que en España la política funcione así y que pasaría si esto ocurriese.

También te preguntas qué ocurriría si aquí se hiciese una ficción de este estilo y si sería, al menos, concebible en nuestra sociedad. Lo que queda claro es que es una producción redonda en todos los sentidos, que no quiero spoilearos porque es algo que debéis ver, sobre todo si os consideráis seriéfilos y queréis poneros una medalla de oro. Avisados quedáis que, si no la habéis visto, es que solo sois seriéfilos al 80% como máximo.


2 comentarios:

olhado_lh dijo...

No me ha entusiasmado tanto como a ti pero esta bastante bien, desde luego mejor que el ala oeste de la casa blanca, al menos en su primera temporada que es lo que he visto

seriéfilo dijo...

olhado_lh: La primera y la segunda temporadas mantienen un esquema bastante similar, la tercera es la más diferente y la que a muchos les parece la mejor. Yo casi que me quedo con la segunda.

Yo creo que el gran acierto es no intentar hacer una serie elevada que llegue a unos pocos y conseguir ese equilibrio sin que llegue a ser excesivamente elitista.