La caída del negocio en la
sindicación de las series está haciendo peligrar cada vez más el sistema
televisivo norteamericano, y es la irrupción de, como no, Netflix y las
diversas plataformas online como Hulu las que se llevan las culpas.
Por si alguien no lo entiende lo
explicaré rápido. Las 5 cadenas en abierto que operan en EEUU programan en su
parrilla series que les cuestan alrededor de 3 millones de dólares por
episodio, dinero que les es imposible recuperar vía publicidad o merchandising
en la gran mayoría de los casos, siendo solo rentables al ser vendidas a las
innumerables emisoras de cable que necesitan de programación enlatada para
llenar sus diferentes horarios.
Hasta ahora, esa era, de forma
casi exclusiva, la ventana de beneficios más rentable que una productora podía
sacar de un drama de una hora de duración o de una sitcom de media hora. Y esa
depende muy mucho del éxito de la serie, de su temática y de la notoriedad que
tenga en su primer pase, puesto que las emisoras de cable vienen a pagar entre ½
y 2 millones de dólares por un pack de las reemisiones de cada capítulo.
Un ejemplo de que el sistema está
en peligro es el caso de The Good Wife,
una serie que muchos admiramos, con grandes actores y una trama maravillosa
pero cada vez más sofisticada y menos auto-conclusiva. Hace dos años, cuando
comenzaba con su cuarta temporada, CBS lanzó un acuerdo con el canal de cable
Hallmark Channel, Amazon y Hulu para que estos fueran los lugares donde las
reposiciones de la serie tuvieran cabida. Casi 2 millones de dólares por
episodio es lo que se embolsó la productora por cada entrega de esta serie y
tras tan solo unas semanas en emisión Hallmark tuvo que dejar de emitir la
ficción por bajas audiencias.
Si tenemos en cuenta que un canal
de cable puede gastarse unos 100 millones de dólares en una serie de larga
duración que puede no funcionar en las audiencias ¿Continúa siendo este un
negocio lucrativo? No solo el caso de The
Good Wife es relevante, ficciones
como Modern Family The Mentalist o Hawaii Five-0 tampoco han dado los datos
necesarios para recuperar la inversión.
Y estos problemas se achacan al
cambio de hábitos del consumidor que ahora prefiere consumir sus series bajo
demanda. Lo que ocurre es que el dinero que las productoras de las series
reciben de las compañías de streaming es un pequeño porcentaje que nada tiene
que ver con el que reciben de los canales de cable.
Ahora la industria necesita
esclarecer si este negocio puede continuar siendo lucrativo sin la compra de
los canales de cable de los episodios anteriores. Si estos canales se hartarán
de depender de reposiciones y serán capaces de invertir ese dinero en
producción propia y si el modelo seguirá siendo sostenible o el nivel de
producción deberá bajar.
Tiempos difíciles para un modelo televisivo que va de camino
de no poder soportar temporadas de 22 episodios ni presupuestos que rondan los
3 millones por episodio.
2 comentarios:
Muy interesante este tipo de artículos. Una pregunta,¿ después de que a una cadena de cable le fracase una serie ( como The Good Wife) esta debe de seguir pagando por los capítulos venideros?¿No puede suponer la quiebra del canal un fracaso de estas dimensiones? Saludos.F
Fran: Gracias por tus palabras. Las cadenas de cable adquieren un pack de episodios. Como mínimo establecido se marcan 88, para poder garantizar que no se repitan episodios en un mismo trimestre. No están obligadas a comprar más si el negocio no ha sido lucrativo pero desde luego no puede suponer una quiebra, principalmente porque juegan con presupuestos muy superiores a la hora de confeccionar una parrilla, aunque sí un duro revés económico, de ahí lo de que el negocio comienze a peligrar.
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