El año pasado decía que Masters
of Sex era el mejor piloto que había visto en 2013, y no me equivoqué en lo más
mínimo. Es más, se convirtió en la nueva mejor serie del año, siempre con
permiso de OITNB. Lo demostró durante sus doce episodios principales y vaya si
lo ha refrendado con una season premiere tremenda. Ve, corre a verla, 60
minutos de buena TV y si no has visto la primera no sé a qué estás esperando.
Spoilers sobre el estreno de la
2ª Temporada tras el salto.
Ya sabemos que la serie es un
caballo ganador, y que sin lugar a dudas su solidez no era cuestión del efecto
sorpresa ni muchísimo menos. Masters of Sex ha venido para quedarse y si su
tono y forma se asemeja al de Mad Men bienvenida sea.
Si algo me llama muy mucho la
atención es el recorrido moral de los personajes. Hablamos de la década de los
50 pero evidentemente de unos personajes que no corresponden a su tiempo y
desde luego de una pareja de protagonistas que no se comportan como tal, al
menos según los cánones a los que la ficción nos tiene acostumbrados. Will y
Virginia son unos auténticos estafadores emocionales, sin ningún tipo de duda
ni de cortapisas, durante la anterior temporada coqueteaban y jugaban al
malabarismo entre la línea de lo correcto e incorrecto (cómo si existiera…)
pero con el inicio de la nueva temporada han dado un salto sin red hacia una
relación alejada de complejos, de culpabilidades e incluso de escrúpulos.
Todos imaginábamos que Virginia tenía
una moral laxa y que se guiaba por sus impulsos sexuales además de poner por
delante sus éxitos profesionales antes que los familiares, cosa que tampoco
supone un problema en nuestra sociedad actual. Lo que ocurre es que ahora y con
su relación velada con Will, se convierte en una cómplice feliz que a pesar de
tener que esconderse es capaz de interactuar con Libby de la forma más fría y
deliberada posible sin titubeo, pero para colmo, abandona a Ethan sin mayores
explicaciones a pesar que la relación con su ex jefe parece que no lleva a
ninguna parte. Ella sacrifica, él consiente.
Will es quizá es personaje
más aborrecible de los que se hayan creado en bastante tiempo, porque su falta
de empatía es maquiavélicamente patológica, rozando la sociopatía o abrazándose
directamente a ella. Su comportamiento es intolerable, por la forma de tratar a
las mujeres que le rodean, tanto Libby como Virginia pasando por su propia
madre, hasta llegar al punto de desobedecer sus tareas paternales. Es la viva
imagen de un déspota. Ilustrado, pero déspota.
Aunque no me negareis, y a parte
del comportamiento de los personajes, que esa escena de casi 5 minutos en el
hotel, ese toma y daca, ese avanzo pero reculo, al fin y al cabo esa clase de
interpretación no es oro en TV. Muy pocas veces se ve una escena tan larga y
con sólo dos personajes conversando, todos sabemos cómo es el ritmo de la TV
incluso en el cable premium, y desde Damages que no veía nada igual en ese sentido.
Beau Bridges y Allison Janney son
dignos nominados al Emmy, sino mirad sus interpretaciones en este capítulo que
debería garantizarles otra nominación el próximo año. Y Bridges no es santo de
mi devoción, pero esa vulnerabilidad e intensidad en sus escenas, con la carga
dramática que supone y el intento de suicidio de su personaje hacen que
componga un personaje mucho más rico.
Al final es la confrontación entre lo que aceptamos como bueno y como malo lo que hace que esos personajes sean ricos y tengan
resortes para engancharnos y emocionarnos, además de para saber si debemos seguir
reprobando o apoyando sus existencias vitales.
Hacer eso en TV es muy difícil. Y
Masters of Sex lo está haciendo de manera sobresaliente.
3 comentarios:
No puedo leer, que estoy en la primera temporada y ENGANCHADÍSIMA :P
Pues vuelve cuando llegues, y me cuentas que te parece. :)
Voy ahora con el final de la segunda, te aviso cuando escriba sobre ella porque voy a extenderme... y leeré el post completo :)
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