18 de mayo de 2015

El final tranquilo de Mad Men



Si por algo se ha caracterizado Mad Men ha sido por la coherencia y la cohesión de su relato, una historia sincera consigo misma que ha terminado como solo podía hacerlo, sin estridencias, sin grandes alardes en el guión y, aunque bastante edulcorada, sin caer en obviedades. Mad Men no podía hacerlo… y menos en su final.

No quiero aguarle a nadie la fiesta, así que si aún no has visto el capítulo final más te vale no seguir leyendo.


Hablemos de Don. Cada espectador tiene una visión diferente del personaje, aunque yo tras ver el final lo tengo bastante claro. Donald Draper es esclavo de sí mismo. Don es la pura representación de la crisis de mediana edad, es un triunfador, guapo, con dinero y con un pasado oscuro, tiene fama y una posición excelente, pero quiere más, es un inconformista y practica la autodestrucción como nadie. Pero siempre cae de pie. Representa el american dream, y más cuando de grandes crisis aprovecha para salir reforzado. Por eso es EL PERSONAJE, y por eso esboza una sonrisa al final del capítulo. Empieza un nuevo proceso de reinvención.





Hablemos de Peggy. Y de su inteligencia práctica, porque al final elige el amor frente a los negocios, y aunque su relación con Don parecía mucho más especial no lo ha sido. No sé si los guionistas han dejado su personaje desaprovechado, eclipsado por los eventos, pero Peggy merecía algo más. Y la despedida con su mentor también. Aunque sin duda haber hecho de su personaje una abanderada de la revolución laboral de la mujer en la sociedad de los sesenta es algo que perdurará en el tiempo.

Hablemos de Joan. Una de las protagonistas del último episodio. Ella si antepone los negocios al placer, Joan siempre ha sido más cerebral que Peggy y nada la para hasta conseguir su objetivo. Es una Don femenina con mayor estabilidad mental y emocional. Y aunque sus métodos no siempre sean tan puros como los de Peggy, el espectador empatiza con ella.

Y podríamos hablar de Roger y Pete y sus finales felices pero… ¡Falta Betty!




Esa Betty que nos encogió el corazón en el penúltimo episodio y que lleva su enfermedad con toda dignidad, Esa Sally que crece diez años de golpe. Esos hermanos que saben que el final de su madre está cerca y nada pueden hacer por evitarlo, y ese “finalmente no iré a Madrid” que lo resume todo.

Por todo esto y por todo lo que se ha hablado de esta especial serie, Mad Men es, y será recordada en el ámbito seriéfilo durante mucho tiempo, y sobretodo porque no buscó el efectivismo en sus tramas (Betty sigue viva y coleando cuando aparecen los créditos) y nunca renunció a su estilo. Uno que funcionaba y que echaremos de menos. Aunque no sé qué pensaréis vosotros, pero a mí no me ha quedado esa sensación de pesadumbre como cuando acaban otras ficciones, ni tampoco de liberación como cuando finaliza una que debía haberlo hecho hacía tiempo. No. Ha sido un final muy tranquilo. Ha sido un final muy Mad Men.

1 comentario:

Series Anatomy dijo...

Gran final!

Aquí os dejo mi opinión, por si tenéis curiosidad ;)

http://seriesanatomy.blogspot.com.es/2015/05/always-coca-cola.html

Saludos1