28 de junio de 2011

Es tiempo de reinserción social.



Ya van siete y parece increíble, pero Weeds sigue reinventándose a cada paso que da, no como True Blood de la que quería hacer una review de su reentré pero no cuenta nada nuevo, y esta vez da un salto temporal de tres años.

Spoilers sobre la season premiere:



¿Quién quería ver tramas carcelarias? Yo, desde luego no, aunque el único momento celda con ese beso homosexual ha sido, cuanto menos, inesperado, pero si algo bueno saben hacer los guionistas de Weeds es sorprendernos cuando parece que ya nada puede hacerlo. Ahora vemos a una Nancy perdida, que debe buscar un nuevo rumbo en su vida viviendo semi-encarcelada en esa casa con el señor pareado, que da bastante grima, e interactuando en escenas tan divertidas como la de la sauna. Eso si, el regalo envenenado de su amante en forma de arsenal no tiene, de momento, ningún sentido.



Tampoco lo tiene la vida que llevan los demás en Copenhague, Andy y Doug siguen haciendo de las suyas, mientras que Silas sigue siendo el único con un poco de cordura, aunque nos lo quieran poner de modelo buenorro sin neuronas y Shane parece haber madurado un poco en vista a anteriores temporadas, aunque continúa siendo todo un capullo y sigue manteniendo una obsesión materno-filial con Nancy que hace que vuelva corriendo a América en su búsqueda.

Coherente es la acción de Nancy al no querer que nadie sepa que ha salido de la cárcel, y mezcla de acto egoísta con sentido común, más coherente aún es la decisión de la hermana de considerar al hijo de esta y de Esteban como suyo, aunque pueda parecer horrible, que todos sabemos como se las gasta la adicta al café helado.



Como en años anteriores el primer capítulo de la temporada sirve para sentar las bases de lo que veremos durante todo el verano en la que se supone última temporada de Weeds, esperemos que no lo sea, porque estos personajes siguen dando todavía mucho juego.

26 de junio de 2011

Good Boy Ryan.


FX, aquella cadena que crea grandiosas series como Terriers o Damages y las cancela por baja audiencia, ha estrenado una nueva sitcom no convencional con el nombre de Wilfred.

La serie no es una idea original sino un remake de una producción australiana del mismo nombre. Está interpretada por Elijah Wood y Jason Gann. Elijah Wood me cae muy mal, esos ojos, esa cara, esos ojos… pero al César lo que es del César, hay que decir que se encuentra muy a gusto en ese papel de perdedor que es tan perdedor que no consigue suicidarse por mucho que lo intente, hasta que llega a su vida algo tan surrealista como un perro con forma humana con un marcado acento australiano, drogadicto, salidorro y muy hijoputa que sólo él puede oír y ver representado de esa forma.


El acento australiano lo aporta Jason Gann que ya hacía de perro cabrón en su país natal, las demás son señas características de este perro que trata a su amigo como a un perro y su amigo lo trata a él como a un humano más tras pasar la inicial fase de shock. ¿Divertido no?

Los primeros minutos son hilarantes y tiene golpes de efecto realmente logrados. No es una sitcom blanca, no es The Big Bang Theory, pero sabe jugar bastante bien con la escatología y el sexo sin llegar a ser grosera, pero si irreverente y bastante loca.


A mi me ha gustado mucho más de lo que pensaba, quizá porque estoy dentro del target al que van dirigidas las series de FX o quizá porque es buena, pero sólo se que tengo ganas de ver el segundo episodio, que el ritmo del primero ha sido muy bueno, y que las situaciones cómicas me han reír. Este experimento a medio camino entre la sitcom animada y las dramedia de Showtime bien podría ser una buen batido de Family Guy con Weeds, con sus defectos y sus virtudes, aunque claro, estrenarte como la mejor sitcom en la historia de tu emisora con 2,55 millones de espectadores en un momento en que FX lo está pasando realmente mal a la hora de crear nuevos éxitos no es cualquier cosa.

¿Ustedes son de los que ya la han visto? ¡Good boys!

19 de junio de 2011

Luther, la depravación del ser humano.


¿Cuál es el mejor antídoto para la sequía entre la despedida de series del invierno y la llegada de las de verano?

Luther se presenta sólida en el inicio de su segunda temporada. La serie se quedó en un punto álgido muy incomodo al finalizar su primera tanda, y aunque las repercusiones de todo esto de momento son mínimas, pronto estallará todo en las manos del protagonista.

Spoilers acerca del episodio.


Luther es diferente, extraña, y esa es su mejor carta de presentación, está claro que no todas sus tramas pueden ser atrayentes para el público. La de la prostituta me ha resultado de lo más anodina por ejemplo, haciendo de ella un simple relleno con el que ocupar los demasiados 57 minutos de metraje, que se perdonan fácilmente sabiendo que esta temporada tan solo constará de 4, acercando su ritmo más al de una miniserie. 

En las dos tramas donde la serie funciona es en la elección del nuevo asesino en serie y en la relación entre el protagonista y la atormentada Alice.
Contar con un serial killer en cualquier producción es casi sinónimo de éxito asegurado porque la tensión, el don de la ubicuidad y el tempo siempre es manejado por este a su antojo, y el uso de la máscara no hace más que inquietar al espectador, sobretodo al principio, porque si algo podemos decir de Luther es que no es una serie tramposa, el que parece ser el asesino lo es en realidad, el quid de la cuestión es como atraparlo y evitar la matanza que está a punto de ocurrir.


La segunda trama, la de Luther-Alice, da una vuelta de tuerca a la ya de por si estirada trama de la tensión sexual, esta vez podríamos llamarla tensión psycho, ya que ninguno de los dos representa los estándares de ficción del héroe, ni villano, ni el protagonista guaperas ni la cruel y ambiciosa malvada. 

Habrá que ver hasta que punto puede llegar a ser viable el desarrollo de la relación entre ambos y la captura del asesino en serie que promete darnos muchos momentos de tensión y sustos en una Inglaterra apagada y tenebrosa.